Nada nuevo bajo el sol: entiende qué sucede con las propuestas de peaje en Internet en el contexto europeo
En el reciente artículo publicado por Barbara van Schewick, la profesora de la Universidad de Stanford explica los detalles de la consulta pública sobre la creación de “network fees” en la Unión Europea. En alusión al “Día de la Marmota”, celebrado por los estadounidenses, la frase describe la típica situación en la que revivimos la misma situación diversas veces.
La Comisión Europea lleva al menos dos años atendiendo demandas que buscan beneficiar a las grandes telecos al discutir los cambios en el mercado de Internet y Telecomunicaciones. Los debates sobre las propuestas de políticas públicas han incluido: (i) obligar a los sitios web y aplicaciones a pagar una tarifa de red a los proveedores de servicio de acceso a Internet, en una clara violación a las reglas de neutralidad de la red en UE; (ii)ampliar la consolidación del mercado y reducir la competencia; y (iii) subir los precios que pagan los residentes de la UE para conectarse.
Para justificar la consulta pública sobre “el futuro del sector de las comunicaciones electrónicas y su infraestructura” en 2023, la Comisión Europea dijo que faltarían €180 mil millones en financiación para alcanzar las inversiones en implementación de 5G y fibra óptica. Sin embargo, según las explicaciones de Barbara, eso no es cierto. Basada en datos estadísticos, la UE está en el camino correcto para alcanzar las metas de la Agenda 2030: 100% de cobertura de 5G y fibra óptica en los hogares (FTTH, o Fiber-To-The-Home) en todos los estados miembros de la UE.
El problema ahora se centra en el White Paper “How to master Europe's digital infrastructure needs”, lanzado este año por la Comisión. El documento señala que la UE se está quedando atrás en la financiación de un nuevo tipo de red, que se afirma que será inevitable con la introducción del 5G, es decir, que representaría una necesidad de revolucionar la computación y las telecomunicaciones.
Sin embargo, van Schewick explica que, a pesar de afirmar de manera categórica que hay una brecha de financiación, el “White Paper” carece de cualquier evidencia de que realmente ocurra eso. El documento concluye que, a menos que la UE no adopte las mismas propuestas políticas ineficientes y rechazadas diversas veces, la soberanía digital del viejo continente estaría condenada al fracaso.
Al ignorar el rechazo rotundo a las propuestas que obligan a los proveedores de aplicaciones a pagar a los grandes operadores de telecomunicaciones en la consulta de 2023, la Comisión propone nuevamente las mismas soluciones, pero de manera encubierta. Aunque no haya nada nuevo bajo el sol, sirve como aprendizaje para Brasil saber que: las propuestas de “peaje en internet” resurgen todo momento, con diferentes disfraces. Corresponde a la sociedad civil, la academia y la comunidad técnica refrenar esta amenaza y luchar continuamente por un Internet abierto.